Los jóvenes se sienten solos y necesitan nuestra ayuda
La pandemia cambió nuestro mundo. Los meses de confinamiento fueron un desafío para todo aquello que nos hace humanos, empezando por las relaciones sociales. Otra pandemia silenciosa, de la que se habla menos, causa todavía estragos entre nuestros jóvenes. La interrupción de su rutina diaria y de aquello que más necesita un adolescente, relacionarse gregariamente con otros chicos de su edad, fue un hachazo directo en su desarrollo social y tuvo profundas consecuencias psicológicas en muchos de ellos.
Los intentos de suicidio juvenil crecieron exponencialmente. También se acentuaron los cuadros depresivos, los trastornos alimentarios, la irritabilidad y la sensación de no disfrutar con aquellas actividades y rutinas con las que antes sí lo hacían. El aislamiento les hizo volcarse en hábitos poco saludables como el del uso compulsivo de las redes sociales, quedarse jugando a videojuegos hasta altas horas de la madrugada, con la consecuente pérdida de los necesarios periodos de descanso y reparación, cambios en la dieta, etc. Los expertos reclamaban al Ministerio de Salud ya en el 2020 planes para prevenir las consecuencias psiquiátricas que la pandemia iba a generar. El nuevo Plan de Acción de Salud Mental (2022-2024) ha abierto una línea de atención telefónica las 24 horas del día para prevenir el suicidio.
De acuerdo con Unicef, la fórmula con la que algunos jóvenes paliaron los sinsabores del aislamiento fue involucrarse en labores sociales y comunitarias, dibujar, ver series, leer, mantenerse ocupado, ejercitarse, levantarse temprano y, de manera plausible en muchos casos, pedir ayuda. De acuerdo con el psicólogo estadounidense John Duffy, los jóvenes se sienten solos. A veces, incluso mienten cuando dicen que están chateando o hablando con un amigo, cuando en realidad están viendo una serie de Netflix a solas. En ocasiones, es difícil saber lo que pasa por sus cabezas porque no suelen comunicar sus inquietudes a los padres, ni tienen a quién contárselas. Reconocen que no siempre se comportan y actúan de forma ideal, pero siguen necesitando la guía y el apoyo de los padres.
Algunos consejos rápidos de Duffy consisten en compartir sus aficiones. ¿Por qué nos les pides un audífono para escuchar su música? ¿Has probado a leer sus cómics? ¿Jugar sus videojuegos con él/ella? Otro buen hábito es averiguar cuáles son sus intereses y de qué forma podrían desarrollarlos con otros muchachos de su edad. El psicólogo también propone a los jóvenes a implicarse en clubs, asociaciones, teatro, estudios, deporte, voluntariado, actividades en las que puedan relacionarse con otros chicos y chicas de su edad y sentir que forman parte del grupo. A los padres les recomienda ver una serie titulada Eight Grade (Amazon Prime) que, según su criterio, ayuda a meterse en la mente de los niños de hoy.
Prestémosles esa atención que a veces nos piden indicando todo lo contrario. Saquemos un ratito cada día, aprovechemos las épocas de vacaciones y cualquier espacio que pueda brindarnos un encuentro con nuestros jóvenes.
*Si has estado pensando en hacerte daño o atentar contra tu vida, pide ayuda. Llama al 024. No estás solo.